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Qué es la enfermedad de Kawasaki

La enfermedad de Kawasaki en los niños

Hay enfermedades simples, que afectan a una sola parte del cuerpo, pero otras son más complejas y pueden cursar con síntomas en lugares muy variados. La enfermedad de Kawasaki pertenece a este último grupo.

  1. La enfermedad de Kawasaki en los niños
  2. Síntomas y diagnóstico de la enfermedad de Kawasaki en los niños
  3. Tratamiento del niño con enfermedad de Kawasaki

La enfermedad de Kawasaki es una vasculitis; esto se debe a una inflamación de los vasos sanguíneos. Su causa exacta se desconoce, si bien se especula con la posibilidad de que algún agente infeccioso desencadene una respuesta inflamatoria importante, fruto de la cual se afecten los mencionados vasos. Es posible que haya un factor genético individual que se relacione con la enfermedad, pues es especialmente frecuente en niños de origen asiático,pero los niños occidentales tambien pueden presentarla.

Síntomas y diagnóstico de la enfermedad de Kawasaki en los niños

Desde un punto de vista clínico, cursa con irritabilidad, fiebre de varios días de evolución, hinchazón de los ganglios linfáticos del cuello, afectación de la boca (labios rojos, agrietados y fisurados, lengua aframbuesada), afectación de manos y pies (edema y descamación), manchas en la piel e inyección conjuntival sin secreciones (ojos rojos). Puede afectarse el corazón, en especial las arterias que lo irrigan.

Es importante saber que su diagnóstico se hace en función del cumplimiento de una serie de criterios clínicos, y que siempre se ha de hacer un análisis de sangre y una ecografía del corazón (ecocardiografía).

Tratamiento del niño con enfermedad de Kawasaki

Su tratamiento ha de hacerse con el niño ingresado en el hospital, y consiste en la administración de inmunoglobulinas (hacen que desaparezca la fiebre y el mal estado general, y previenen el desarrollo de aneurismas en los vasos del corazón) y ácido acetilsalicílico (tiene efecto antiinflamatorio y antiagregante).

El pronóstico suele ser muy bueno, especialmente si  se empieza el tratamiento en los siete primeros días de evolución.

Fuente: Dr. Iván Carabaño Aguado Pediatra